(Viene del email...)

La mayoría de gente estaba histérica en la estación.

Menos yo. Qué gracias a ello me di cuenta del camino a los beneficios en mi negocio…y en mi vida personal.

Ahora tenía la clave. Ahora sabía cómo ganar.

Ahora entendía las palabras de Jon. “¿Qué te retiene? No hagas NADA hasta que lo averigües.” 

Gracias Jon.

Resulta que el tren había llegado tarde por una avería y había afectado a todos los trenes que iban detrás. Muchísima gente tenía que esperar. No solo llegó tarde el tren averiado si no los 10 trenes que iban detrás.

¡Un sólo tren había causado todo eso! Era el cuello de botella, el eslabón débil que si falla rompe toda la cadena. Y las consecuencias eran dramáticas. (Que se lo pregunten a los cientos de personas desesperadas en el andén).

Y por fin vi mi verdadero problema. 

¡Nunca me había dado cuenta pero yo también tenía un cuello de botella! En mi negocio también tenía un embudo que dictaba si tenía éxito o paralizaba todo.

Y mi cuello de botella en ese momento era producir más. Escribir más libros. En el momento en que dejaba de escribir no estaba produciendo. Daba igual que hiciera la contabilidad, el mejor marketing, más publicidad o más promociones. Si no tenía más productos no tenía nada… 

En cambio, si lo tenía todo iba sobre ruedas. Todos los errores podían corregirse sobre la marcha mientras tuviera productos. Pero sin productos iniciales no tenía nada.

Tenía un solo libro y pasaba el resto del día promocionándolo desesperado, pero no era suficiente. “No tenía tiempo” para escribir otro con las demás gestiones que hacer. ¿No tenía tiempo para lo más importante? 

¡Qué error de estrategia!

Porque el tren que llegaba tarde afectaba a todo lo demás. No escribir más libros, no tener más productos, ESE era mi cuello de botella. Necesitaba más productos y audios que vender o malviviría el resto de mi vida.

Y entonces cambié mi horario y mi manera de trabajar. Y dediqué las tres primeras horas de mi horario SÓLO a producir libros y audios. Que ningún tren atascara al resto. No podía obtener nada del marketing, la publicidad y la contabilidad si no fabricaba productos. Sin productos no había dinero. Era mi cuello de botella. Por fin lo entendí.

Y cambiar no supuso esfuerzo extra. Solo redistribuí mi tiempo para hacer productos a primera hora. Lo más importante al principio.

Y fue matemático. Al de 2 meses completé otro libro. Y al de tres meses, otro más. Y luego llegaron dos audios más ese mismo año.

Y el beneficio POR FIN entró. Y de qué manera...

Gracias a dedicarme a lo importante. (“¿Que te retiene?” Recuerdo las palabras de Jon.) Pero todo cambió cuando averigüé mi cuello de botella.

Ahora vendía y con los beneficios pude subcontratar gente para la contabilidad y publicidad. Y yo tenía tiempo para la estrategia… y por supuesto para producir sin parar en unas pocas horas por la mañana.

Ahora no daba vueltas desesperado al marketing, ni a mis contactos. Ahora las nuevas ideas funcionaban porque tenía mi cuello de botella a pleno rendimiento. Los resultados llegaban por sí solos.

Todo gracias al consejo de Jon: ”¿Qué te retiene?”

Por eso te lo pregunto a ti también. Si estás desesperado hay algo que te retiene.

En estos momentos en tu vida hay un cuello de botella del que depende TODO lo demás que tienes que poner a pleno rendimiento.

Hay algo que haces que es clave y que tienes que potenciar.
Tus beneficios dependen de ello.

Ojo, porque es fácil que lo hayas arrinconado y te preocupes de otras “urgencias”.

Así que encuéntralo y empieza ya a acumular prosperidad. ¡A por ello!

Hablamos pronto,
David

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8 comentarios

    1. Hola Fabio. Tiens que empezar con pequeños pasos, así cometerás errores sin grandes perdidas. Y luego reinvierte con los beneficios de tus primeros resultados. ¡Espero haberte ayudado!

    2. Hola Fabio. Tienes que empezar con pequeños pasos, así cometerás errores sin grandes perdidas. Y luego reinvierte con los beneficios de tus primeros resultados. ¡Espero haberte ayudado!

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